PERDER EL TIEMPO
Perder el tiempo, es como el fútbol según Valdano: un estado de ánimo. Sería muy difícil clasificarlo como bueno o malo, es de esas sensaciones agridulces, como la salsa del cerdo en los restaurantes asiáticos.Si tuviera que hacer una comparación entre estados de ánimo, perder el tiempo tendría su símil anímico con el momento en el que notas en tu boca una saliva pesada porque has dormido la siesta y las horas pasaron más rápido que tus sueños. Sabes que algo has hecho mal y a la vez te niegas a aceptar que, en aquel momento, en el que decidiste hacer caso a la llamada del sofá, tuviste una mala idea. La tarde está perdida, por la noche, a lo mejor, te cuesta dormir, pero sin lugar a dudas el ajetreo de los últimos días dan una justificación que para no sentirte mal aceptas sin cuestionar mucho.
No soy una persona que piense que todas las horas que invertimos en ocio son horas perdidas. Desde luego, tampoco soy el más indicado para hablar de cuál es la mejor forma de gastar el tiempo libre, sin embargo, estoy aquí para contados una de las peores.
Youtube. Sí, Youtube, sin lugar a dudas es una de las forma más estúpidas de perder el tiempo. No se descansa, no se hace deporte y lo que es más triste puedes quedarte 'enganchado' a series tan malas como 'The Future of World in Country Balls'.
Como todas las creaciones en la web, nunca busqué un vídeo semejante, él dio conmigo, me encontró entre los miles de usuarios de la red, pero no nos podemos quejar ya que la Web 4.0 ya ha mostrado sus prodigios en nuestros ordenadores mediante recomendaciones basadas en el registro de cookies y los historiales.
Las series 'The Future in Country Balls' (también hay versión europea, asiática y americana) se tratan de mapas con banderas que hablan entre ellas y crean conflictos y conquistan territorios como si se tratase de una partida del Risk. La base es partir de la situación actual, desde la posible excisión de Cataluña en España, hasta el surgimiento del Estado Islámico, para reflejar un mundo absurdo que responde a los antojos de la audiencia (el autor pregunta siempre por sugerencias) y los caprichos más aleatorios posibles.
De momento las visualizaciones no llegan a cientos de miles, pero es cuestión de tiempo porque desde luego, si algo nos ha enseñado Internet es que es la mejor máquina para utilizarlo y perderlo.
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