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LA PENA DE MUERTE Y EL DERECHO A VIVIR

Erdogan anuncia la pena de muerte



"Mi hija tenía derecho a vivir, no a que le quitaran la vida como lo hicieron" con esta frase así de clara Maira Ospino, de Colombia habla de la muerte del asesinato de su hija en un crimen tan atroz como inhumano, perpetrado.

Cuando un hombre mata a otro hombre un pedazo de humanidad se descompone. No hace falta irse a Colombia para oír las desgarradores voces de aquellos que sin haber sufrido daño físico han sido víctimas de un ataque letal que les dejó sin un ser querido. Los instintos más básicos emergen de los poros de nuestra piel y la venganza se antoja como un castigo justo.

La Ley del Talión o más conocida como 'ojo por ojo, diente por diente' es una constante que las masas reclaman en un clamor irracional empujado desde las paredes de nuestros estómagos. Como si las masas cegadas por el dolor pudieran considerar al Estado una entidad moral superior al bien y al mal.

Algo de este estilo parece que ocurre en Turquía tras el fallido golpe de estado, Erdogan, el presidente democrático ha decidido dar el suyo propio. Aupado por sus fervientes seguidores, que tras el sangriento incidente buscan venganza, el presidente turco considera el imponer la pena de muerte como un mandato democrático. No habrá votación, pero en las manifestaciones es un clamor.


Fuera de las explicaciones más racionales en las que se indica que la pena capital no tiene repercusión a la hora de evitar los delitos que sancione - e incluso puede generar una sociedad más revanchista y violenta -; es la justicia lo que se malinterpreta llevándola a términos absolutos e inconsecuentes.

El Índice de Paz Global, publicó recientemente la lista de países con menor número de actos violentos en sus fronteras. Entre los diez primeros, solo Japón mantiene la pena de muerte, por motivos que muchos explican como 'culturales' y que tienen que ver con el poder de los juicios paralelos.

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No obstante en el país del sol naciente, de acuerdo a los informes de Amnistía Internacional, no se ejecuta a ninguna persona desde hace dos años. Como resultado, pese a las polémicas moratorias, en Japón la pena de muerte tiene un amplio respaldo, de los ministros de Justicia en este país la tasa de asesinatos sigue una constante, la pena capital no afecta al comportamiento del asesino.

 Solo el clamor por la sangre justifica la pena de muerte y la intención de reinstaurarla en Turquía. En algunos sitios lo llaman populismo, en otros justicia y en los que más asesinos.

"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
(Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)


OJO POR OJO, MUERTE POR MUERTE

[English Version]

La crueldad humana no tiene límites. Desde que Caín asesinó a Abel, marcados por el estigma en la frente, los hijos del tercer ser humano del planeta se han adueñado del mundo, continente tras continente. La justicia y la creación de códigos penales donde se determina un intervalo de condena para cada delito, que por su gravedad no puede ser tratado por ninguna otra vía judicial, ha sido la forma de intentar aplacar la mezquindad y la barbarie de esta enfermedad. Aunque se podría decir que el inicio de estos códigos de leyes no intentaban reducir al mínimo la violencia, sino ofrecer a la víctima una situación que calmara su sed de venganza.

Una de la primeras limitaciones al sistema de venganza y que intentó resultar proporcional en el castigo es la Ley de Talión (Lex Talionis) recogida en los primeros códigos de leyes de los que se tiene noticia y que se podría resumir por el archiconocido: ojo por ojo, diente por diente.

Los códigos de leyes han evolucionado mucho, desde el tiempo de los romanos la justicia pasó a tener un valor más allá de una mera compensación a las víctimas para evitar una cadena de venganza. Algo que sin duda mucha gente aún refrenda y se sigue realizando en numerosos países del mundo.

Amnistía Internacional en su informe anual sobre la pena de muerte señala que en 58 países la pena de muerte sigue siendo aplicada en el mundo civil, a los que habría que sumar 35 donde es legal este tipo de condena. Si también nos fijamos en los códigos castrenses hay siete estados más en los que se puede ejecutar a un delincuente.


En estos países la pena de muerte, pese a que su origen sea la ejecución de una venganza desde la autoridad moral del estado para evitar de esta forma que las víctimas puedan volverse delincuentes, la existencia de este tipo de pena se justifica como un agente disuasorio para prevenir esta clase de delitos. Aunque la comparativa entre los índices de criminalidad no lo avalen, este argumento sigue dándose por válido y en Indonesia el año pasado se volvió a tipificar la pena capital para acciones relacionadas con el narcotráfico.

Por su parte aquellos países que han dejado atrás este tipo de penas suelen basar sus argumentos en la irreversabilidad de este tipo de condenas. Para lo cual hay que suponer que en los casos que se aplica la pena de muerte existen irregularidades en los juicios y el juez no aplica con proporcionalidad, de acuerdo a las leyes establecidas, las condenas. Ya que se habla de pena de muerte siempre y cuando haya habido un juicio justo previo, algo que a priori hay que suponer siempre.

Sin embargo, hay evidencias de que esto no es así y que la pena de muerte también puede ser aplicada con fines punitivos en interés del estado más allá de lo que tipifique la ley sobre los delitos cometidos. De esta forma países como China, Corea del Norte y Vietnam consideran secreto de Estado el número de ejecuciones que realizan. Aunque no tenemos que basarnos en países bajo regímenes dictatoriales para ver errores en juicios que conducen a una pena de muerte. Dos de las ejecuciones llevadas a cabo en Texas (EEUU) y en las que el condenado era hispano habían sido anuladas por la Corte Internacional de Justicia debido a que previo al juicio se negó a los presos, de origen hispano, el poder recurrir a la asistencia consular de sus respectivos países, algo recogido en el Tratado Internacional de Viena para relaciones internacionales y que fue firmado y ratificado por EEUU.

Excepciones a parte, habría que señalar que la justicia ha evolucionado mucho desde la Ley del Talión, ya no se trata de compensar el daño a las víctimas para evitar una cadena de venganza, si no de establecer un castigo para cada delito con un carácter disuasorio y que a la vez permita que el delincuente pueda volver a formar parte de la sociedad con la seguridad de que no volverá a cometerlo. Esta es la visión que apoya Amnistía Internacional desde una visión global, a nivel estatal el reconocimiento de una superioridad moral por parte del Estado responde a la cultura de cada territorio y la educación que sus ciudadanos reciben.